jueves, 6 de marzo de 2008


ABC, Sevilla, cultura, 25 de Febrero de 2008  

«Hay que promover campañas de concienciación por el Arte»

«Hay que promover campañas de concienciación por el Arte»
El artista entre sus retratosMILLÁN HERCE
Diego P. Galindo_Creador
«Descomponer los rostros es hablar de lo externo que compone a una persona, es decir, cómo influye en cada individuo su entorno e, incluido en éste, la manipulación de los medios de comunicación». Es su tercera individual y la primera en Sevilla. Después de varias colectivas, tras visitar Oviedo («Anónimos». Galería de arte Alfara) y Amsterdam («Informal Exhibition». Amsterdam Grafisch Atelier) la pasada temporada, el joven artista Diego P. Galindo (Sevilla, 1978) trae «Distorsiones» a la capital andaluza. La apuesta de la galería Carmen Carmona (c/ Jáuregui, 9) está compuesta por retratos en acrílico sobre lienzo y serigrafías combinadas con estampación digital. Resulta interesante comprobar la intención del creador, tanto en su concepto de la pintura como en la denuncia de la manipulación de los medios de comunicación. Para Galindo, «cómo desarrollo la idea que tenía en mente parte de mi trabajo ´Lost baby´ (2004). A partir de ahí, desarrollé retratos enormes, convirtiendo a un ser humano conocido o no por mí en un ser anónimo, fundido en y con la masa».
El proceso comienza con la toma de la fotografía. Después, crea un boceto donde retoca por ordenador la información contenida en el original: «Selecciono la información que eliminaré. Se trata de obtener la esencia del retrato para, después, añadir o restar; todo un trabajo de síntesis». Aunque crea un boceto, sigue las pautas marcadas casi de memoria y se centra en la fotografía original al pintar el retrato final pues «son muchas horas ante la misma imagen, descomponiéndola, observando cada detalle y eligiendo qué me quedo, qué añado...por lo que termino memorizándola».
En la galería, una de las piezas permite observar detenidamente ese sinfín de celdas que componen la pintura de Diego P. Galindo; el espectador puede estudiar su elaboración: «Empiezo por una esquina y acabo por la contraria; es una proceso muy parecido a escribir».
A pesar de su labor, considera que «el espectador es quien completa la obra, mi intuición inicial». No es partidario de explicar demasiado las piezas, «no creo que sea el objetivo del arte, al menos actualmente». Por este motivo, titula con referencias como D-00, D-Soliloquio... «Para evitar la predisposición que un título puede generar en el observador; ya bastante influyo con el título general». En «Distorsiones» llama la atención la pieza D-4, obra aparentemente inacabada: «cada obra que desarrollas te lleva a una solución diferente». En este caso, el contraste entre la distorsión de la cabeza y la naturalidad del cuerpo fue «un cúmulo de casualidades de las que fui consciente al llegar al cuello y observar que la pieza estaba acabada. Reflexiono mucho cada cuadro ante el boceto, antes pintar, pero D-4 es la menos pensada». Tras cuatro años inmerso en este lenguaje, con «Distorsiones» el artista considera haber alcanzado su punto y final, «al menos en la temática; quedarme con ciertas características de este tipo de pintura de la que aún queda mucho por desarrollar en cuestión de texturas, matices...hacer más evidentes otros detalles que enriquezcan la pieza».
Artistas emergentes
Le resulta indignante la escasa atención recibida por los artistas pues «desarrollamos el arte para la sociedad, no sólo para uno mismo, y luego apenas se nos tiene en cuenta; deberían llevarse a cabo campañas de concienciación para que el público se interese por el arte y acuda a las exposiciones». En relación a la situación de artistas emergentes, admite que «necesitamos apoyo pues los miedos iniciales puedes superarlos pero es necesario que una institución o galería privada te de la oportunidad; no depende sólo de ti. Los artistas deberíamos estar más unidos para ser más fuertes»